Por eso y para alegrarnos un poco el día, me gustaría recomendaros un destino en el que pasamos las últimas vacaciones Claudia y yo: Lanzarote!
Para los que no sean españoles y probablemente no la conozcan, esta preciosa isla se encuentra en el archipiélago canario, y debido a su situación el clima es bastante estable a lo largo de todo el año (aunque en invierno es posible que esté el agua demasiado fría para los más frioleros).
Nosotros decidimos ir a finales de Septiembre para relajarnos, cuando empezaba ya a descender mucho turismo y además no había niños debido a que habían empezado el cole. El turismo que nos encontramos era más mayor que nosotros, sobretodo europeos franceses y alemanes que iban a acabar las vacaciones allí.
Nos alojamos en el hotel Aequora Lanzarote Suite situado en Playa del Carmen (se puede llegar andando en menos de 5 minutos) y nos gustó la tranquilidad tanto de la playa, como dentro del hotel donde no teníamos problemas a la hora de coger tumbona en la piscina.
Nos hospedamos con todo incluido, así que os podéis imaginar lo bien que nos alimentamos y bebimos todos los días. Además todas las noches había espectáculo y el equipo de animadores del hotel era francamente genial.
Nuestra idea era pasar una semana por allí, dedicarnos a descansar la mayoría de días, pero algún día hacer una excursión, por lo que alquilamos un coche para cuatro días a un precio muy competitivo en Cabrera Medina con seguro a todo riesgo y no tuvimos ningún problema.
Primer día (después de muchos tirados al sol en la playa y en la piscina sin hacer nada)
Empezamos por visitar los Jameos del Agua que se situa en un túnel de origen volcánico y que concibió César Manrique. Creo que las imágenes hablan por sí mismas de lo bonito que es. Además está poblada unos cangrejos albinos únicos en el mundo.
Después visitamos la Cueva de los Verdes, donde un encantador guía nos contó todos los secretos y recovecos de esta misteriosa cueva también de origen volcánico donde se realizan conciertos durante alguna parte del año, debido a su excelente sonoridad.
Después nos acercamos al Mirador del Río desde donde se puede ver la franja de mar que separa Lanzarote de La Graciosa.
Y para acabar, por la tarde, hicimos la excursión para visitar el Timanfaya. Debido a la cantidad de riscos volcánicos, precipicios, etc, se deja el coche en un parking y desde allí te montan en un autobús (una guagua para los canarios) que te hace un recorrido narrado con cómo se originaron todos los volcanes de esta zona. Os aconsejo que no lo dejéis para las últimas horas, o es posible que encontréis demasiada gente para hacer la excursión (nosotros fuimos sobre las 15:30-16:00)
Segundo día
En nuestro segundo día madrugamos para coger uno de los primeros ferries que salen desde Órzola para ir a La Graciosa.
Una vez llegados a la isla, alquilamos unas bicis y nos dedicamos a recorrer la isla para visitar algunas de las playas más famosas, como son la playa de los franceses y la playa de las conchas, aunque debo deciros que para hacerlo en bici hay que estar en muy buena forma física (casi acabamos derrengados de tanto andar en bici y hay zonas realmente difíciles por las que andar, y poneros muuuuuucha crema por favor...).
Tercer día
Para finalizar decidimos hacer algo un poco diferente, por lo que nos decidimos a hacer el sendero de Caldera Blanca, que es una de las maneras de poder adentrarse en uno de los volcanes que forman la isla (no os preocupéis, está inactivo y no corréis peligro).
El sendero es bonito, aunque dependiendo de la ruta por la que vayas, puede ser más o menos complicado, sobretodo porque arriba hace viento, por lo que precaución y a ser posible id siempre acompañados. Se puede subir hasta arriba del volcán y disfrutar de las espectaculares vistas.
En definitiva, que si no sabéis dónde ir de vacaciones a relajaros y disfrutar de la playa y estáis cansados de otros destinos más masificados, os recomendamos Lanzarote. A nosotros nos encantó y ¡ya estamos deseando volver para descansar y disfrutar por allí!
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